jueves, 28 de julio de 2011

El príncipe. Nicolas Maquiavelo



     "Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, piedras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza. "

     Me leí este libro casi por obligación y descubrí que, pese a haberlo hecho condicionada pensando que era un objeto de estudio, tenía muchísimo por ofrecerme. Maquiavelo fue un pensador, humanista a ratos, sin una tendencia definida en su obra, nostálgico, patriota y oportunista. Rechazaba las ideologías frente al sentido práctico para conseguir sus objetivos. La política tiene el objetivo último de afianzar el poder del lider, contraponiéndose a Campanella, Maquiavelo la desvincula de cualquier tipo de ética o de reflejo social.
     Dedica esta obra a Lorenzo de Médicis, no por admiración, sino con el fín de recuperar una confianza perdida. No hay olvidar que fue encarcelado acusado de conspirar en contra de la familia Médicis.Finalmente consigue recuperar la confianza perdida y ocupa el puesto de cronista hasta que dicha familia huye de Florencia y muere, según dicen, de pena.

    Maquiavelo se desliga de las concepciones clásicas que buscan la bondad humana. Para él el hombre es egoísta, sólo busca poder y seguridad a costa incluso de sus semejantes. Para frenar estos instintos hace falta un gobierno fuerte y férreo gobernado por un Príncipe astuto que sea capaz de prever cualquier movimiento. Hace falta un gobierno práctico que no se pierda en formalismos.
Es el primero en usar la palabra Estado, enfocando su visión de gobierno de una forma tan precisa que podríamos estar ante las primeras definiciones de la dictadura moderna.

     No nos confundamos, el Príncipe que describe Maquiavelo tiene como misión la felicidad de sus súbditos. Para conseguir eso  hace falta ser férreo, no hay que tener escrúpulos ante el interés de la patria propia. No hay traición o engaño que no quede justificado.
"La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido"
Defiende la República como forma de gobierno, no pasa nada si el Príncipe no posee todas las virtudes necesarias, siempre que nade sea capaz de ver sus debilidades. Le interesa parecer leal, humano e íntegro, incluso es bueno serlo, pero sólo si ello se interpone en su gobierno. Hay que saber actuar en contra de los propios principios para conservar el poder del Estado.
Se contrapone, por tanto, a las ideas de ética y política presentadas por Platón. Un hombre bueno, moral y honrado no puede ser un buen político ya que se verá preso de sus propios ideales y es le nublará la razón para dirigir su gobierno de la forma necesaria. Y es que es bien sabido eso de..
"El fin justifica los medios"
     Nos encontramos pues, ante una obra pionera que hace una profunda reflexión sobre la realidad
 tal y como su autor la ve, desde su privilegiado puesto de observador, y no como debería de ser desde el punto de vista moral. No se trata de problemas abstractos sino de la crisis italiana, colocando al Estado como fuerza en la que apoyarse juzgando al hombre como ciudadano únicamente. Habla de la virtud y diferencia al tirano del príncipe de una forma radical, indicando al primero como un hombre que sólo busca su propio beneficio y al segundo como el que busca el interés del estado y de sus ciudadanos. Por eso matiza siempre que la crueldad, la traición y la violencia se justifican por el fín último del bienestar colectivo.

     Y todo esto es El Príncipe, pero también es mucho más. A mí me ayudó a descubrir la figura de Fernando el Católico desde un ángulo totalmente diferente. También me hizo reflexionar sobre las ideas que representa y si él se había visto como hombre perverso o como sometido por un gobernante. Es, en definitiva, un libro ligero de peso físico pero con una carga tremenda una vez se abren sus páginas.

     Gracias

1 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

Imprescindible si dejamos de lado los prejuicios.