viernes, 20 de mayo de 2011

Riña de gatos. Madrid 1936 Eduardo Mendoza


     "Era una mujer menuda y de una leve fealdad que la edad y la ausencia de afectación habían transformado en dignidad. Su comportamiento destilaba inteligencia, energía y tesón y hablaba con un deje andaluz que le confería una gracia innata. Su espontaneidad y su candor irreprimibles le hacían incurrir en frecuentes errores y cometer inocentes meteduras de pata, que eran celebradas por quienes la conocían y le profesaban el más tierno cariño. No costaba imaginar que aquella mujer era el centro de la casa"

     Un Premio Planeta, que suelo criticarlos... pero en este caso la pluma de Mendoza, irónica hasta la saciedad hace que merezca la pena.

    No me suelen gustar los libros que tratan de la Guerra Civil pero, precisamente por su autor, decidí darle una oportunidad a este, hice bien, me encontré con una historia dentro de la historia del país. Mendoza nos presenta a Anthony Whitelands, apasionado del arte, que llega al Madrid de 1936 a peritar un cuadro. el encargo proviene de un duque que espera poder obtener un beneficio con la venta de algún cuadro para disponer de dinero por si las cosas van mal y tiene que salir del país. Es además contactado por un personaje de tintes bastante oscuros. A partir de ahí nos va presentando con ironía, sin aleccionar, la situación social que se vive. Nos hace preguntarnos a quién se encontrará el protagonista, no sólo por el entorno, sino también por la época. Y, como siempre, Mendoza no deja expectativas sin cumplir. Whitelands se cruzará con el mismísimo Primo de Rivera en el palacio del duque, que acude a cortejar a la hija de éste. No deja de llamarme la atención cómo es capaz de escribir en tono de comedia una novela de acción en un momento tan complejo, convirtiendo a Whitelands en guía improvisado repleto de personajes por descubrir.

     Gracias

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